Son muchos los motivos por los que un césped se estropea al cabo de los años.

El césped es una de las plantas que requiere un mantenimiento más intensivo en cuanto a riego, siembra y abonado.

También es necesario un par de veces al año (la periodicidad dependerá de nuestro grado de exigencia) llevar a cabo un tratamiento mecánico de mantenimiento como es el escarificado con la posterior enmienda de recebo o mantillo.

Además se trata de superficies sometidas al desgaste contínuo del pisoteo y esto facilita la compactación del terreno. Un suelo compactado, arcilloso e impermeable es el peor enemigo para cualquier tipo de césped.

El césped necesita sobre todo, por encima del abono e incluso del riego abundante, un sustrato esponjoso y buen drenaje, un sustrato capaz de retener suficientemente el agua para proveer el continuo desarrollo de tallo y raíces y al mismo tiempo capaz de evacuar este agua rápidamente para asegurar la aireación de las raíces.

Si se produce encharcamiento, se genera anoxia radicular, el oxigeno no llega a las raíces y el resultado es un césped despoblado y pobre incapaz de regenerarse.

Cuando nos enfrentamos a un césped dañado, estresado o envejecido, podemos llevar a cabo un protocolo de regeneración que en la mayoría de los casos suele funcionar.

Aireado a motor

Rastrillado manual a fondo

Escarificado a motor

Resiembra

Recebado

Abonado químico de fondo

Estimulador de raíces